viernes, 3 de octubre de 2014

Rob Liefeld y el Factor Envidia

Hoy, el día que cumple 47 años, he decidido publicar este pequeño artículo sobre el controvertido autor Rob Liefeld. ¿Porqué? Aunque yo mismo participo en ocasiones de la (fácil) burla y linchamiento hacia su trabajo, debo confesar que es uno de los autores que, para bien o para mal, más me han influido. Quizás no en el estilo, pero sí en la filosofía. Más adelante lo explicaré. Primero de todo, esto no es una defensa a ultranza de este autor, ni lo pretende ser, aunque tampoco es otro de esos artículos sarcásticos para reírnos de él.

Haciendo un poco de historia, la primera vez que tuve contacto con él fue en la miniserie de DC Halcón y Paloma, editada aquí por Zinco. Al igual que en sus posteriores primeros trabajos en Los Nuevos Mutantes de Marvel, su estilo estaba bastante influenciado por Arthur Adams, aunque algo más agresivo y excesivo (cualidades que se convertirán en su sello personal). Pese a su juventud, se convirtió en uno de los referentes de esos años 90, con su mayor éxito, la reconversión de los Nuevos Mutantes en un equipo más aguerrido, que terminó por relanzarse como X-Force. Y sí, vendió un huevo (cuando los comics vendían un huevo...), superando hasta el X-Men de Jim Lee. Si bien, con la perspectiva de la actualidad, revisamos aquellos primeros números de X-Force, sacaremos para chistes durante dos semanas. Pero hay algo que debemos recordar: en esa época el 90% de las publicaciones eran por el estilo. Y Liefeld fue una de las principales influencias de ese estilo, tanto artístico como argumental. No hay más que revisar los comics de esas fechas. Entre tanto, en esas últimas entregas de Los Nuevos Mutantes y primeras de X-Force, había desarrollado una serie de nuevos personajes que, hoy en día, están en primera línea de Marvel, como Masacre, Cable o Domino.

Como todos sabéis (supongo), rompió con Marvel, junto a otros "hot artists" para fundar Image, debido al desacuerdo sobre los derechos del autor sobre personajes de la editorial. Junto a él, Todd McFarlane, Jim Lee, Marc Silvestri, Jim Valentino, Whilce Portacio y Erik Larsen. Para Image rescató un antiguo proyecto de 1987 llamado Youngblood, que había intentado vender a DC, e incluir más tarde alguno de sus miembros en Los Nuevos Mutantes, sin éxito. Ahora era su propio jefe, e iba a hacer lo que le saliera de las narices. Su sello Extreme Studios era el más violento de todo Image, y fiel a su estilo de historias sangrientas (casi todos los títulos contienen la palabra "Blood"), hiperviolentas, con personajes musculosos y aguerridos, aunque dejando un pequeño espacio para el humor negro. Los dibujantes que trabajaban en él, terminaban emulando al maestro, como Marat Mychaels, Chap Yaep o Dan Fraga.

Como ya es conocido por todos, los egos de Rob, McFarlane y Jim Lee fueron el detonante para que este se marchara a finales de 1996 del proyecto que había co-fundado, creando durante años diversas editoriales donde seguía publicando exactamente lo mismo, su Universo Extreme. Así creó Maximum Press, Awesome Enterteinment, Avatar y terminó en Arcade Comis ya en 2003-2006. En 2008 volvió a Image, publicando de nuevo las series de su sello Extreme. También se ocupó en 1996 de parte de Héroes Reborn, el reinicio de Los Vengadores y Los 4 Fantásticos a raíz de su "muerte" en la Saga de Onslaught. Hoy en día, constantemente hace portadas y algún número o miniserie para Marvel o DC (donde participó en el reboot llamado New52)

Ya aquí, desde finales de los 90, la crítica (o gran parte del sector crítico gafapastero que habita internet) se le lanzaba al cuello en cada ilustración o viñeta que aparecía de él. Pasó a ponerse de moda meterse con Liefeld. Y mira que a lo largo de estos años ha habido montones de dibujantes malos malísimos. Pero Rob era diferente. Hay un factor que yo considero importante: "la envidia". Un chaval joven que se abre paso en una difícil industria, tiene éxito y gana un montón de pasta, aunque no sea un puto genio a los lápices. El corazón humano es muy negro, señores. Podríamos hablar de algunas historias de Al Milgrom, pero es más fácil hablar de la anatomía imposible de los personajes de Liefeld. Nadie le dice a Jan o Ibáñez que su anatomía es incorrecta, ¿verdad? Lo que cuenta es la narración, contar la historia y el dibujo debe simplemente resaltar y ayudar a contarla. Mientras que otros autores que en su día también eran criticados y denostados, como el propio Jack Kirby, y más tarde se miran desde la óptica de la época, la innovación o el aporte de elementos narrativos, Rob es el saco de boxeo que tenemos ahí colgado, siempre dispuesto a recibir. Lo que no saben (o no quieren saber) es que esos que continuamente están criticándolo, le dan la publicidad necesaria para seguir trabajando en la industria.

Para mí, personalmente, este autor ha llegado a estar satisfecho con su estilo, propio e inequívoco, y no le da la gana hacerlo de otra forma. Es más, no tiene la necesidad de hacerlo de otra forma, si no, ya lo habría hecho durante todos estos años de carrera, ¿no? Y ahí está, 25 años después en la Industria del Comic, siempre con nuevos proyectos. Eso es lo que me gusta de él. Esa filosofía. Llega un momento en el que no puedes dejar que los demás te digan lo que hay que hacer y como hacerlo. Dejas de ser artista para ser... otra cosa. Si estás seguro de ti mismo, apuesta por ello y defiéndelo.

¿Y todo este rollo a santo de qué viene? Me he dado cuenta que al dibujar últimamente, en el momento que intento salirme ligeramente de mi estilo, el resultado, para bien o para mal, deja de satisfacerme. He encontrado mi propio estilo, aunque pueda o no desarrollarlo o mejorarlo. Estoy en mi Momento ROB. Y en parte debo agradecérselo al que hoy cumple años.

Feliz cumpleaños maestro
Atentamente
El Liefeld Sevillano


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